LA VUELTA EN "U" DE FUJIMORI
Enrique Ghersi*
Febrero 1996
LIMA (AIPE).- Según la historia política contemporánea,
el fracaso de Edward Heath como primer ministro británico empezó
en 1972, cuando ocurrió una dramática vuelta en "u"
de la política económica aplicada hasta entonces por el
gobierno conservador. Salvando distancias con Alberto Fujimori, especialmente
en lo que a respetabilidad democrática se refiere, puede estar
sucediendo en el Perú algo semejante en estos precisos instantes.
En efecto, el gobierno peruano ha puesto en marcha un conjunto de medidas
económicas intervencionistas, con el presunto y equivocado propósito
de evitar el "recalentamiento" de la economía. Estas
medidas consisten en la manipulación de la tasa de cambio y los
intereses, contracción de la masa monetaria y desaceleración
del proceso privatizador, acusado de estar dominado por la excesiva
especulación.
La más controvertida de las medidas, sin embargo es la prohibición
de importar automóviles usados, señalada por el gobierno
como indispensable para equilibrar la balanza comercial. Aunque parezca
un tema menor, esta prohibición ha desatado la batahola, mereciendo
unánime reproche, inclusive de parte de los más alucinados
partidarios del régimen.
En la prohibición de importar vehículos usados se ha
visto, por parte de los fujimoristas, un retroceso hacia el estatismo
y un injustificado beneficio de ciertos intereses mercantilistas. Por
parte de los opositores, se le asigna además un inaceptable golpe
a la economía popular, para la cual aspirar a un carro usado
era la única expectativa de movilidad propia.
La pregunta que resta, no obstante, es porqué este tema se convierte
en materia política. Y la respuesta se encuentra en las profundidades
del fujimorismo. La razón principal de que este régimen
no haya tenido hasta ahora huelgas, protestas ni motines, a pesar de
su draconiana política económica, es porque simultáneamente
liberalizó el transporte urbano por completo. Así, la
gente despedida del sector público pudo ingresar, sin licencia
previa y con tarifas libres, al negocio del transporte. Para el efecto,
la mayoría adquirió vehículos usados que le permitió
subsistir. Hoy, Fujimori al cerrar el mercado del transporte le da la
espalda al apoyo popular.
Angustia especialmente al gobierno el desequilibrio persistente de
la balanza comercial que, pese al gran flujo de capitales hacia el Perú,
provoca una balanza de pagos permanentemente negativa. Las sombras de
una debacle a la mexicana parecen ser la pesadilla más fatigante
del fujimorismo, especialmente desde que el Bankers Trust publicó
un informe, a fines de 1995, advirtiendo a sus clientes sobre esta posibilidad.
Puede que algunas de las medidas sean correctas, sobre todo si se trata
de mantener la disciplina monetaria, pero lamentablemente ninguna de
ellas le ha permitido al régimen fujimorista entender la causa
de sus problemas. La economía peruana se "recalentó"
porque el gobierno gastó desaforadamente en el primer trimestre
de 1995 a fin de asegurar la reelección de Alberto Fujimori.
El "recalentamiento" no es, pues, más que un eufemismo
para disfrazar los excesos políticos de un régimen interesado
en conservar el poder a toda costa y que ahora, paradójicamente,
le está pasando la cuenta a sus propios electores.
De estas nuevas dificultades se extraen importantes conclusiones. La
primera es que la estabilidad económica del Perú sigue
siendo precaria, ya que consideraciones políticas todavía
influyen de tal forma sobre la economía que altera sus resultados.
La segunda es que el gran rendimiento de la economía peruana
no se debe a la implantación de una auténtica economía
de mercado, sino a la introducción más bien tímida
de algunas reformas macroeconómicas inspiradas en el espíritu
práctico de Fujimori. Ese mismo espíritu puede, perfectamente,
apartarse en cualquier momento de lo que ha venido haciendo.
Se trata de la vieja paradoja del almuerzo gratis. Los que votaron
por Fujimori, creyendo que así se ganaban "alguito",
tienen ahora que correr con el costo de la política reeleccionista
de su líder. Vamos a ver ahora cuántos sobreviven la tormenta.
_____*Abogado y periodista peruano.
|